Una linda tarde de Otoño

Me comentó un anciano cuando era pequeño, que los Ángeles existían, e incluso podías ver el brillo de sus ojos cuando hablaba de sus bienaventuranzas con ellos y francamente no le creí... Era un jovencito pequeño y escéptico de la vida misma, ¿como iba a creer en semejante tontería? Recordaba eso, no tengo idea por que, mientras me dirigía como de costumbre a mi casa después de clases, lo recuerdo perfecto, era una de esas tardes-noches que me encantaban, una tarde de otoño después de la lluvia y con la iluminación correcta, es una de las imágenes más hermosas que pueda haber. Ese día realmente no podía ser más perfecto. Se me ocurrió de repente sacar mi teléfono celular que tenía en el bolsillo para tomar una fotografía  de una pequeña escena que me gusto mucho; un paisaje bellísimo y muy simple también, justo lo que necesitaba. Abrí el menú para seleccionar la cámara y de pronto, todo se volvió blanco. Una luz increíblemente fuerte tomo el lugar para si, con tanta potencia que se me hizo todo borroso... Cuando mi cerebro resolvió volver en si, me costó bastante recuperar la visión, ésta estaba totalmente inmolada por la potencia de aquella luz. Luego de un rato y enterarme que seguía todo mi cuerpo y el entorno como debía estar, noté a mi lado una parecencia que no reconocía. Unas delicadas y hermosas manos me tomaban del codo y antebrazo como si necesitara ayuda para levantarme "Lo siento" me dijo. -No estoy acostumbrada a bajar tanto mis vibraciones-. No entendí lo que quiso decir, seguía atontado por el shock. -Soy tu Ángel de la Guarda- sentenció. Traté de sonreír y no pude... Debo reconocer que mis hormonas estaban totalmente a favor de aquella muchacha delgada, de mi porte y cabellos largos-rojizos que me miraba con ternura. -Soy Gali- eso fue lo que dijo...