Me
gustaría decir alguna vez, que existí; que todo valió la pena y fue todo
en su justo momento. Me gustaría decir que existo, que la vida fluye y
que el amor está. He visto al viento intentando confirmarme estas cosas
al oído cientos de veces, en cientos de calles y momentos. He visto a
los árboles intentando saludarme por la mañana. He visto al sol
intentando desperezarme de un sueño letárgico. Lo
he visto también, contándoles poesía a los viejos en el parque, y a las
aves siguiendo el pan que guardaron éstos mismos para ellas. He visto a
perros paseando a sus familias y a gatos cuidando los hogares al que
regresan.
He visto a la vida fluir salvaje como un río camino al
mar. Perdí la cuenta de las piedras que me golpearon y de los peces que
comí, que se escaparon y de los que murieron en vano. Perdí la cuenta,
de los litros que tomé, derramé y de los que vomité. Y aún así después
de todo, me gustaría decir ahora mismo que existo, por que a pesar de
todo lo visto, aún no lo sé.
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