El pececillo miró al pescador con ojitos de pena y desconcierto... No entendía aquella situación tan alejada de su realidad. No alcanzaba a comprender, por que ese ser gigante, lo había despojado de lo que tanto apreciaba; si éste no le había hecho mal. No conversaron, no se entendieron, no acordaron absolutamente nada, así sin futuro y sin alma, el pececillo fue una cena impura, en una reunión de seres degenerados, en un altar de sangre derramada sin perdón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario