De cotidiano recorro los lares de este lugar, buscando pistas; siquiera pisadas de lo que acontece…
Pienso de corrido muchas cosas que a tanta velocidad no alcanzo a entender. Es la verdad de la escena del crimen lo que me acongoja en este momento. Sangres, visera, ojo e hígados por todos lados, brotando como del suelo de sus capullos rojizos de alegría… Vacilo en un segundo, y luego despierto en medio de un coliseo romano, siendo un pobre cristiano atado al suelo. La vigilia me acontece y todos vuelan por el cielo… Alas y brillo es lo que alcanzo a notar cuando despierto soñado dentro de un sueño… Recuerdo que conversaba muy efusivamente sobre las cuentas con mi jefe cuando se lo comió un león y caí en ensoñaciones otra vez. Como que pierdo el contacto con la realidad solo un poco. Estas benditas bifurcaciones de mi mente me acojonan. Tanto que los puercos alados me visitan a diario para pagar sus impuestos.
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