07 mayo 2011

Gracia...

El payaso traía buenas nuevas. Caminó sin desmán hacia donde nos encontrábamos, lucia contento... Recuerdo que lo conocí en una de mis largas caminatas, cuando todavía tenía pasado. Él estaba sentado en una banca triste y sombreada por un sauce llorón, y así mismo, el cumplía con las expectativas del árbol. Me encontraba cansado y decidí sentarme en la misma banca y sin querer llamar la atención, repose mis codos en mis piernas y masajee mi frente. Al pobre hombre le llamó la atención mi insensibilidad de no prestarle atencion a lo que decidió con todo su carisma a unirme a él en una conversación iniciada por un mal chiste... Intente no tomarle gracia, pero algo produjo en mí que no pude evitar reírme a carcajadas. Así comenzó una conversación muy amigable sobre temas inesperados para un payaso. Empezamos hablando de la depresión colectiva, seguimos con política y terminamos con espiritualidad. Compartíamos muchas ideas, y chocábamos en unas pocas. Resultó muy amena la conversación, a tal punto, que pareciera destinado a contactarme, por lo que lo cite bastante entusiasmado a una de las tantas reuniones que celebrábamos en la casa que heredé de un tio millonario, a lo que agradecidamente aceptó. Siempre esperamos nuevos miembros, esperamos que la gente despierte y se una a la iniciada nueva conciencia, pero los tiempos son difíciles, y cada vez que damos un paso, nuestra competencia da otro, por ejemplo; creemos que tenemos nuevos camaradas, despertados con ideas vagas y de sonido interesantes, pero al mismo momento en que casi abren los ojos, nace un nuevo programa en la televisión que los recluta tortuosamente… Mientras le contaba esto, el payaso se arreglaba el maquillaje corrido por sus lágrimas, viendo esto, recorde la pregunta que debí haber hecho desde un comienzo;¿Porque lloras?. Hablamos de espiritualidad hace un rato- me dijo- así mismo, en un tema perdido en esta época, la gente ya no escucha a nadie, son tan individualistas, que piensan que si un payaso se les acerca, es por que debe ser un ladrón disfrazado de estúpido, o tal vez busque una limosna barata ante un mal chiste y pésimo maquillaje... Lo que no entiende la gente, es que están tristes, y que las cosas no funcionan como creen... Eso es lo que me hace llorar, llorar a mares bajo este árbol tan amigable.
Después de eso, otro dia, nos reencontramos en mi casa. Estábamos los habituales más algunos agregados que encontramos, nos encontraron o conseguimos despertar. Éramos cada uno especial en algún ámbito… Estaba mi amigo el payaso, el doctor en matemáticas, su ayudante, el pianista, la jardinera, la secretaria, el vidriero, un médico de renombre, bastantes más, y yo, un mendigo. Cada uno, sabiendo que su especialidad no tenía gran sentido, y esperaba de todo corazón, que la gente fuera capaz de despertar del maldito transito controlado e impuesto a la ignorancia. Algo estábamos haciendo, y nos odiaban por eso(…)

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